Después del acuerdo nuclear histórico, viajar a Irán resulta cada vez más tentador.
A pesar de los prejuicios, Irán tiene mucho que ofrecer al turista. Para conocerlo un poco mejor, hemos recopilado los detalles más curiosos que quizás desconozcas sobre el segundo país más grande de Oriente Medio.
1. La amabilidad persa es un arte
Si coges un taxi en Irán, es probable que el taxista se niegue a coger el dinero que le ofreces al pagar. Lo mismo ocurre cuando vas a comprar en una tienda. ¿Sorprendido?
El tarof es una práctica cultural iraní que rige sus propias reglas de etiqueta. En realidad no te están regalando nada, sino que es una forma de cortesía y lo único que puedes hacer es seguirles la corriente. Lo importante en el tarof es anular tu voluntad para enaltecer a la otra persona y se aplica a cualquier situación social.
Imaginemos que te invitan a cenar. Rechazar la invitación sería la forma educada de proceder, de esta manera tu anfitrión insistiría en volver a invitarte y tú volverías a rechazar la invitación. Por supuesto, así os podrías tirar hasta el infinito. Pero no te preocupes, lo normal es rechazar hasta tres veces la invitación y luego llegar a un acuerdo.
2. Cuida tus modales
Si te invitan a cenar a una casa iraní, estás de suerte, porque en esas ocasiones es donde podrás degustar la mejor gastronomía del país.
Para que seas el invitado perfecto, te vamos a dar unos consejos de cómo debes comportarte en una cena en Irán. Primero, no te esperes una mesa. Los persas comen sentados en el suelo y a veces sin cubiertos. Da igual si al final tienes cubiertos o no, siempre debes comer con la mano derecha.
Debes aceptar toda la comida y bebida que te ofrezcan (¡aunque no olvides rechazarlo una vez o dos al principio!). Es de buena educación probar un bocadito de todo lo que se sirva.
Y sí, al final estás absolutamente lleno. A los iraníes les gusta servir mucha comida a sus invitados y, como anfitriones, es su obligación servirte más cantidad de la que te puedas comer. Sin embargo, hay una manera de quedar bien: cuando acabes, deja un poco de comida en el plato para demostrar que has tenido más que suficiente.
3. Las viejas costumbres nunca mueren
Aunque la moneda oficial de Irán es el rial, enseguida te darás cuenta de que te pedirán tomanes cada vez que busques dinero en la cartera.
Pero tranquilo, no tienes que ir a buscar un puesto de cambio.
El tomán era la antigua moneda iraní, a la que sustituyó el rial en 1932. La equivalencia es de 1 a 10. Por tanto, cuando alguien te diga el precio en tomanes, solo tendrás que multiplicarlo por 10 y ya podrás sacar los billetes de riales para pagar.
4. La rinoplastia es la operación iraní por excelencia
Lo creas o no, Irán tiene la tasa más alta de rinoplastias per cápita del mundo.
Puede que esa obsesión por tener una nariz perfecta se deba a las restricciones que impone el hiyab, ya que obliga a centrar toda la atención en el rostro. Pero someterse a una rinoplastia es algo que va más allá de la búsqueda de la belleza física. Para las mujeres persas (y para algunos hombres también) es además un indicador de riqueza y posición social.
De hecho, es una operación tan codiciada que muchos pacientes se dejan el vendaje más tiempo del necesario en el postoperatorio, para alardear de que se han sometido a la intervención. ¡Hasta hay incluso gente que se pone vendajes falsos!
5. Alma joven
La historia de Irán se remonta decenas y miles de años en el tiempo y es una de las civilizaciones más antiguas del mundo. Sin embargo, su población es muy joven. Alrededor del 60% de los iraníes tienen menos de 30 años.
6. El freerunning está muy de moda
¿Y qué hace la gente joven en su tiempo libre?
Probablemente te sorprenderá saber que el parkour, que consiste en desplazarte por entornos urbanos y superar obstáculos usando el cuerpo, se ha puesto muy de moda en Irán desde que se introdujo en 2002.
Los chavales jóvenes entrenan en pequeños clubs y parques públicos y luego ponen en práctica sus habilidades en la calle. Aunque a ellas se las obliga a ser más discretas, son muchas las chicas que lo practican, llevando unos modernos y cómodos hiyabs deportivos.
7. Hay más cosas aparte de dunas de arena
Si piensas que el paisaje de Irán se compone solo de grandes desiertos de arena, te equivocas. No solo hay un montón de montañas (y media docena de volcanes), entre las que destacan los montes Elburz, a solo unas pocas horas de Teherán, sino que también hay unas cuantas estaciones de esquí.
Las dos más importantes son Dizin y Shemshak. Dizin es la más grande y, con sus 2650 metros de altitud, es la estación de esquí más alta de Europa. Shemshak está situada a menor altitud, pero sus pistas son más empinadas y desafiantes, perfectas para los amantes del snowboard y para los esquiadores más experimentados.
Puede que no sean tan modernas ni tan grandes como las de Europa, ¡pero tampoco están tan masificadas!
8. Hogar de los guepardos
Aunque sí que es verdad que hay mucho desierto. De hecho, el enorme desierto de Irán es el último hábitat del mundo que le queda al guepardo asiático.
Un poco más pequeño que su homólogo africano, está en peligro de extinción y se calcula que solo quedan 50 guepardos en libertad en todo el planeta.
Pero tranquilo, que no todo son malas noticias, parece que el número de especímenes aumenta, aunque poco a poco.
9. Las especias valen su peso en oro
Irán es el mayor exportador de caviar, el producto más caro del mundo.
Pero aún hay más. El caviar más excepcional y caro del mundo también proviene de Irán. El caviar Almas, de huevas de esturión Beluga de 60 a 100 años de antigüedad, ¡se vende al astronómico precio de 28 000 euros el kilo!
Y por si eso no fuera poco, Irán, con una tradición que se remonta a más de 3000 años, también aporta el 90% de la producción mundial de azafrán. Un gramo de esta especia cuesta 55 euros, es decir, puede llegar a costar más que el oro.
Puedes hacer una excursión a una de estas plantaciones y ver cómo recolectan las miles de flores violáceas del azafrán. La mejor época para visitarlas es desde finales de octubre hasta finales de noviembre. De todas formas, si no llegas a tiempo, en las tiendas Tavazo en Teherán podrás comprar tu ración de «oro rojo».
10. En Irán se encuentran los molinos más antiguos del mundo
Los primeros molinos de la humanidad, que se usaban para moler el grano o canalizar el agua, se inventaron en la Persia oriental entre los siglos V y IX d. C.
En Nashtifan, un pueblo situado en la frontera con Afganistán donde hay mucho viento, los molinos verticales construidos con arcilla, paja y madera se llevan usando durante siglos, ¡y algunos han conseguido llegar operativos hasta nuestros días!
11. En Irán se inventó el servicio postal
Tiene sentido pensar que en el momento que se inventó la escritura, también aparecería la correspondencia. Por eso se cree que el primer sistema postal también surgió en la Antigua Persia hacia el año 550 a. C., bajo el reinado de Ciro II el Grande.
Este monarca persa ordenó que cada provincia de su reino gestionara la entrega y recepción de correo de sus ciudadanos, que se construyeran caminos especiales que atravesaran el país para tal fin e incluso convenció a los países vecinos para que hicieran lo mismo.
12. Las alfombras persas son (im)perfectas
Según un viejo proverbio persa: «Una alfombra persa es perfectamente imperfecta y precisamente imprecisa».
¿Por qué? Es fácil, en serio. Una auténtica alfombra persa incluye imperfecciones adrede para simbolizar que solo Dios puede crear la perfección.
Pero dejemos las creencias religiosas a un lado. La historia de las alfombras persas se remonta a más de 2000 años de antigüedad. Hay ciertas zonas del país famosas por su talento para tejer, como la encantadora ciudad de Kachán en la provincia de Isfahán. Este oficio ha pasado de generación en generación y recientemente ha sido nombrado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.